miércoles, 18 de febrero de 2009

Arden las ventanas

Tengo completa mi tarjeta de baile pero lo mantengo en secreto, no sea que me dejen de solicitar. ¿Por qué este pánico siempre brota de la molesta ilusión de alguien? Aún me noto corrosivo, hecho de lava seca que, cada vez más, bloquea toda posibilidad de queja. Fui cable tenso, retina astillada, úlcera ajena... Pronto, desde una dignidad tirando a facilona me etiquetarán de superviviente. Y aunque lo asuma, jamás dejaré de considerarme otra cosa que extranjero.

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