martes, 10 de marzo de 2009

Gozo en la inopia

Aún puedo demorar algo el momento en que sabré si lo del Ulster evoluciona pocho o pochísimo. Indolente, lo considero un privilegio de esta huelga de sueño que me permite inaugurar jornadas remoloneando sobre la pista de aterrizaje que toque. La de hoy pinta llena de chinchetas.

Le doy un tiento más a Nuestro lado oscuro, de Élisabeth Roudinesco, y, no sé porqué, me viene a la memoria que hace poco Enrique Vila-Matas, desde su enternecedor futbolismo, tachó de trotones a los artistas de la canasta. ¿Así estamos? Ya puestos yo también preferiría (ahí voy...) que en la solapa de Dietario voluble la editorial plantase el jeto de Marcello Mastroiani en lugar de una instantánea del autor, con ese cuello suyo, de pez globo. Curioso, por cierto, lo de la papada, que por mucha caloría que fundas, si está de Dios que la tengas, ahí se afincará por los siglos; y no hay más que ver el bocio de Juan Carlos Navarro, cuya poesía aérea seguro que no aprecia el Pasavento simplemente porque no le da la realísima ponerse a desmenuzar lo del canasteo, hecho que, a la postre, como casi cualquier asunto cinético, tampoco tiene tanta miga. Y ahora es cuando digo que al susodicho lo aprecio en grado sumo, y nada importa cómo esté de provecto y morsa, porque me nutren sus letras, no sus fotos.

A otra: bastante suyo él, un torero pía que ya no quiere el galardonazo recibido hace años en queja al desatino, afirma, de que ahora cierto colega (mataor, sí, pero al parecer menos que otros, más de amianto, se conoce), también haya merecido tal honor. A José Tomás apenas lo evoco trompicado en la arena, ecce homo con más rojo en la tela que Pacino al final de Scarface; de Rivera, a su vez, me viene a la memoria un anuncio de coches, y algo como de artes marciales, creo. También he visto a una folclórica salir en defensa del zeñorito diciendo que, ojo, sus morlacos jamás fueron de polipiel, y que, descabellando como cualquiera, nadie debería cuestionar sus merecimientos. De ruedos yo ni flores, pero a ver quien me niega, jurado de chinches, que puestos a partir caras masculinas, mejor primero las guapas.

2 comentarios:

Rubén dijo...

El Rivera es un mierdazo y el José Tomás un señor. Está todo en orden.

Anónimo dijo...

Lo que me venía pareciendo entonces...