El grifo de las arañas
Entrenando un poco, sabueso del espectáculo, casi cualquiera es capaz de expeler ingenio, de rebuscar en el cajón de los fetos y dar con algo medio presentable. Así descubriste lo fácil que resulta liderar este enjambre de subalternos: basta un tatuaje y algún calambre simulado. Pocas cosas tan falaces como un imán, y eso que los siamés nunca dejarán de serlo. Ni separados. Ahora bien, siembra demasiados y acabarán por asfixiarse. ¿No ves que, al final, todos comparten un mismo aliento?
2 comentarios:
Jajajajaja. Qué fordiano ha quedao lo del aliento.
Soy la monda lironda.
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