martes, 17 de marzo de 2009

Grandes éxitos de la compasión (por fin en versiones bailables)

Ayer le decía a unos ojos mercuriales que dejé de anotar los sueños cuando en un desayuno, años ha, con el tecleo a medias, me pasmé ficcionando, y así, en retroceso, advertí que, una y otra vez, si lo recordado no acababa de hilar (¿Onírismos bien hilados? Por favor...), los dedos se me iban a lo argumental, como una milicia de enanitos diligentes en piloto automático. Y nada, que lo envié todo al guano, un tiesto de Ks al rincón de la basura más un “¿Está seguro, segurísimo, de que quiere, so insensato, perder ésto para siempre? Que sí, hostias: O.K”. Farsante continúo siendo, desde luego, pero, algo es algo, gestos de macaco cada vez me detecto menos.

Otra cosa que hice ayer fue escupir misericordia. Luego rebotó en el suelo y casi me saca un ojo.

No hay comentarios: